La sofisticada ruta del vino sudafricano

Las pasiones se encuentran este año en Sudáfrica. Por un lado el fútbol, que para muchos es el rey de los deportes, y por el otro el vino, una afición que lejos de ser multitudinaria, se disfruta más en la intimidad, a pocos decibeles y con una buena conversación.
Ciudad del Cabo será descubierta por muchos que regresarán a sus casas sorprendidos porque encontraron sofisticación en hoteles como Cape Grace y otros decepcionados porque no tuvieron tiempo para ver de cerca a un elefante o al rey de la selva, el león.

Bodega Graham Beck.jpg











Pero aquellos que no necesitan de un acontecimiento de talla mundial para viajar, como son los amantes del vino, siempre tendrán una oportunidad durante todo el año. Si es cierto, no habrá un trofeo de más de seis kilos de oro 18 quilates, pero si se podrán llevar en su memoria el vino que los conquistó, y por consiguiente les hizo vivir una aventura amorosa o contribuyó a forjar una nueva amistad.
Vecinos a Ciudad del Cabo se encuentran los viñedos, esos que producen vinos que están agrupados en las listas   del Nuevo Mundo y se distribuyen en los distritos Stellenbosch, Robertson, Paarl, Worcester, Tulbagh, Overberg , Calitzdorp y Cape Point donde las principales bodegas ofrecen diariamente degustaciones, recorridos por sus instalaciones, venta de vinos y muchas de ellas cuentan con restaurantes donde en el menú se pueden ver platos con carnes exóticas como avestruz. Sudáfrica es el noveno productor de vino del mundo: con 101.325 mil hectáreas cultivadas.
Stellenbosch es una de las regiones donde se encuentran ubicadas unas 22  bodegas bañadas por  un sol que brilla para pintar de verde la superficie. Allí se alza la bodega Spier que se destaca por el Sauvignon Blanc y el Pinotage, un corte sudafricano, mezcla de Pinot Noir y Heritage.
Entre vino y vino surgen otras alternativas únicas como son los safaris, especie de peregrinación donde los seres adorados son los animales. Entre los programas creados para vivir emociones cargadas de adrenalina destaca el que ofrece Cheetah Outreach, donde se pueden acariciar a estos felinos.
Una vez satisfecha la emoción es bueno dirigirse al  valle del vino y rosas donde han crecido unas 25 bodegas entre las cuales se encuentran  Graham Beck, Springfield, Bon Cap, Majors Hill y  Excelsior Estate, con su casa de huésped donde cada quien puede preparar su propio blend, lo embotella, le coloca el corcho y lo etiqueta. Graham Beck ofrece una amplia gama de etiquetas. Destacan las cepas Chenin Blanc, Chardonnay y el Shiraz 2003. Esta bodega que encanta por sus paisajes, las degustaciones van mucho más allá de conocer sobre vinos.
Muy cerca de Ciudad del Cabo surge Constantia. Allí se sembraron los primeros viñedos al sur de África. Estos se hallan en las laderas de la montaña de Constantia, donde se enfrían por las brisas marinas. Destacan cinco fincas Klein Constantia, Groot Constantia, Buitervenwachting, Constantia Uitsig y Steenberg. El Sauvignon Blanc de allí es famoso, pero el que le da más renombre es el Pinotage, emblema de los vinos sudafricanos.
Otra zona es Paarl que presenta viñedos hacia las regiones más altas porque son más frescas. Las áreas más conocidas son el Valle del Franschhoek y Wellington. Paarl produce  principalmente el vino blanco, pero gracias a sus calurosos veranos los tintos aumentan de popularidad.
La diferencia de un vino en Sudáfrica lo marca  el espíritu de la aventura pues éste puede tomarse en medio de la selva, escuchando sonidos salvajes.
Pero las añejas bodegas y sus enólogos ofrecen más que vino, incluyen degustaciones de champañas y brandy o la embriagadora variedad de vinos premiados en los más diversos concursos internacionales.Ciudad de Cabo, con Cape Winelands y sus rutas vitivinícolas se ha convertido en la bandera de ese continente, una alternativa para cualquier viajero que estará más allá de la Copa del Mundo.